Primavera tardía la de este año, comenzando ésta a principios de verano, de la que hago mención en este otoño, cercano ya el invierno.
Un pollito de curruca se coló en el jardín de elisa por el canalón pegado a la casa. Al no saber salir de él y debido a la altura, tuve que cogerlo y llevarlo a un lugar seguro, donde sus padres pudieran verlo.
Parecía un pompón de lana con sonido, ya que no paraba de piar.
Le puse unas migas de magdalena, (proteínas puras, aunque no naturales), y rápidamente le dio de comer.
Me llamó mucho la atención que su padre cogiera ese alimento, ya que las currucas aunque vienen al jardín habitualmente, no comen nunca de lo que yo les echo al resto de los pájaros.
Para mi fue una gran curiosidad el ver como el instinto de supervivencia surge en el momento más indicado.
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