Hace unos días oí chillar a la cotorra de Kramer, me llamó la atención porque su sonido venía del otro lado del parque.
Me asomé a la ventana que da a la calle, y el alboroto era tremendo, no solo Kramer, también un montón de gaviotas y dos pegas (urracas), acosaban al lorito.
Este, consiguió esquivar a todos, yendo a refugiarse a la antena de una casa.
Y allí se quedo observando lo que pasaba a su alrededor, lo estuve controlando, y ya cerca de la noche, cuando todo volvió a la calma, abandono su refugio. Las últimas en retirarse, las urracas, lo estuvieron vigilando desde un tejado cercano, pero la paciencia de la cotorra o el cansancio por la persecución, hizo que éste ganara la batalla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario