Un año más con nosotros, y van siete.
El árbol ciruelo, sin hojas en esta época del año, es su refugio y lugar de espera hasta que le echo comida.
Estos días esta bastante confiado, puedo salir al jardín y no se mueve de la rama, me observa mientras le echo el pienso.
Por él no parece que pasen los años. El lorito conserva bien su aspecto.
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