Cuando los comederos están vacíos, sigue reclamando alimento, buscándome y si no me ve reclama con su silbido, que ya tengo más que reconocido, llamándome hasta que me ve aparecer. No duda en posarse sobre mi mano y escoger la parte de pienso que más le apetece.
En la foto hay un trocito de magdalena, que en esta época desprecia, no cogiendo más que pipas u otras golosinas que vienen con ellas.
Sus hermanos no son tan atrevidos para posarse sobre mi mano, pero no les importa comer delante de mí, rondándome hasta que lleno el comedero.
Estoy ansiosa por ver que pasa cuando llegue la primavera, ¿seguirá por el jardín?, ¿criará a sus polluelos en él como hicieron sus padres?.
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