Estaba comiéndose una rica avellana, como más tarde supe, ya que tiene un colega que va casi todos los días al parque acompañado de una bolsita de esos ricos frutos secos.
La ardilla come de su mano con tal confianza que da envidia.
Y después del festín, si le sobra alguna, va y la entierra para días mejores.
La despensa debe ser enorme, porque así como guarda unas, saca otra de otro agujero, y se la come.
Es muy sociable, y lo demuestra que no le importa quien la mire, o como hizo conmigo, que me vio sacar la funda de la máquina de fotos y pensó: ¡aquí hay comida!, que dio un salto al banco próximo al que yo estaba a ver si le caía algo.
La cerillera
Hace 14 años
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