Hace casi cinco años que la cotorra de Kramer viene al jardín de Elisa, y le he sacado muchas fotos, y me parece imposible no haber visto hasta ahora el gancho que tiene en una pata.
Esta claro que en su día tuvieron atado al lorito, y que de un tirón tuvo que romper la cadena y escapar.
Visto de cerca es un gancho bastante grande, aunque podría confundirse con parte de su pata.
Tengo que reconocer que me fijo poco en los detalles, porque visto así, no pasa desapercibido.